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Cápsula de sabiduría para la felicidad: la filosofía, la ciencia y la vida me han enseñado que: MINDFULNESS: MÁS QUE UNA TERAPIA . José Tavárez.

En el ámbito de la psicología, particularmente en la psicoterapia, ha cobrado relevancia el “mindfulness” o atención plena, como técnica de intervención ante distintas disfunciones conductuales y trastornos psicológicos. La práctica consiste en orientar la atención hacia las personas, objetos o eventos del entorno. El interés genuino por la realidad presente contribuye a descatastrofizar situaciones adversas, reducir la ansiedad y los temores, así como mejorar el estado anímico y aliviar el dolor.


El mindfulness tiene un origen religioso con tintes filosóficos. Se cree que nace de la importancia que Buda Gautama asignaba a la “atención plena” como un camino hacia la iluminación y la superación del sufrimiento. Siguiendo esta tradición, los budistas han utilizado este estilo de meditación durante siglos, como una forma de desarrollar la claridad mental y la conciencia de sí mismos. Con esto se robustecía el autoconocimiento, al ponerse en contacto con sus pensamientos, percibir las sensaciones y experimentar las emociones propias. 


En los años 70 del siglo pasado, el doctor Jon Kabat-Zinn vio la posibilidad de utilizar el enfoque budista de atención plena en un programa de reducción del estrés basado en mindfulness. El éxito observado le llevaría a fundar la Stress Reduction Clinic y el Center for Mindfulness in Medicine, UMass Memorial Medical Center de Massachusetts. Desde entonces las investigaciones se han multiplicado y la aplicación de la técnica se ha extendido a la Terapia Cognitivo-conductual y la Terapia de Aceptación y Compromiso. Asimismo, ha servido en la prevención de recaídas en trastornos adictivos, reducción del estrés laboral y la mejora del bienestar general de las personas.


El enfoque mindfulness o de atención plena comparte con la fenomenología la apertura ante la realidad inmediata y la atención al entorno vital de la gente. Estar conectado con el mundo real proporciona un punto de anclaje sólido para el individuo, que lo preserva de sentimientos de angustia e inseguridad ante los enigmas del futuro. Por igual, tener los pies firmes sobre el suelo reduce las amenazas de un pasado traumático que se resiste a ser olvidado o se niega a la curación mediante el perdón… (continuaremos).


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