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La Universidad Autónoma de Santo Domingo, con el nombre de Universidad Santo Tomás de Aquino fue creada el 28 de octubre de 1538 por el papa Paulo III, mediante la Bula In Apostolatus Culmine, la cual elevó a esa categoría el Estudio General dirigido que regenteaban los dominicos desde 1518. La Universidad de Alcalá de Henares fue su modelo, y como tal, fue portaestandarte de las ideas renacentistas que surgían del mundo medieval del que emergía la España de los días de la conquista.

La Universidad inició sus enseñanzas organizadas en cuatro facultades: medicina, derecho, teología y artes, conforme a las normas establecidas en la época para las instituciones similares de la metrópoli. Los estudios de artes incluían dos modalidades: el “trivium” que comprendía gramática, retórica y lógica, y el “quadrivium”, que englobaba geometría, aritmética, astronomía y música.

La Universidad de Santo Domingo funcionó con esplendor hasta mediados del siglo XVII. En sus aulas cursaron estudios representantes de la élite de La Española y de otros dominios del imperio colonial español. En 1801, como consecuencia de la unificación política de la isla llevada a cabo por Toussaint Louverture. La Universidad interrumpió su funcionamiento porque los dominicos que la dirigían abandonaron la colonia. Se reabrió en 1815, al volver la colonia a la soberanía española. En esta etapa adoptó el carácter laico.
 
Entre 1815 y 1823 tuvo como rectores a los intelectuales José Núñez de Cáceres, José Gabriel Aybar, Juan Ramírez, Juan Vicente Moscoso, Bernardo Correa y Cidrón, José Lorenzo Rondón, Andrés López de Medrano y Francisco González Carrasco. La Universidad languidecía por efecto del contexto político que imperaba en Santo Domingo durante esos años. Esto explica que, a mediados de 1823, en interés de que sus escasos estudiantes fueran reclutados para el servicio militar, fuera cerrada por orden del presidente haitiano Jean Pierre Boyer.

Con la proclamación de la independencia de la República, en 1844, renació en los dominicanos la voluntad de restablecer la Universidad. Sin embargo, la respuesta a este reclamo no se produjo hasta el 16 de junio de 1859. En esta fecha, el presidente Pedro Santana promulgó una ley que restablecía la antigua Universidad de Santo Domingo, con una composición académica similar a las facultades que incluían las universidades medievales: filosofía, jurisprudencia, ciencias médicas y sagradas letras. Estaba adscrita a la Secretaría de Estado de Justicia e Instrucción Pública. Por mala fortuna, las contingencias políticas de la época impidieron la ejecución de esta disposición.

El 31 de diciembre de 1866 se creó mediante decreto el Instituto Profesional en sustitución de la antigua Universidad de Santo Domingo. Esta entidad operó hasta mayo de 1891. Cuatro años después reabrió sus puertas con el arzobispo Meriño como rector. El 16 de noviembre de 1914, el presidente de la República, Dr. Ramón Báez, a la sazón rector del Instituto Profesional, transformó por decreto al Instituto Profesional en Universidad de Santo Domingo.

El Gobierno militar que resultó de la ocupación norteamericana, ocurrida en 1916, mantuvo la Universidad como dependencia de la Secretaría de Estado de Justicia e Instrucción Pública. El 5 de abril de 1918, mediante la Orden Ejecutiva 145, se aprobó un conjunto de ordenanzas sobre la enseñanza en las diversas áreas, denominado como el Código Único de Educación en la República Dominicana.

Esta disposición derogó el Código Orgánico y Común, lo que implicó la disolución del sistema educativo vigente y asunción de la dirección y control exclusivo de los centros educativos del país.

Luego de la ocupación norteamericana, que concluyó en 1924, el presidente Horacio Vásquez promulgó, el 19 de noviembre de ese año, la Ley de Enseñanza Universitaria, y el 11 de diciembre la Ley 1068, que establece las facultades y escuelas que funcionarían en la Universidad.

Durante los 31 años de la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo, la Universidad de Santo Domingo, como las demás instituciones del país, se vio privada de las libertades más elementales para el cumplimiento de su alta misión. Ese régimen llegó a convertir la academia en instrumento de control político y de propagación de consignas totalitarias. Ante sus perjuicios, resultaron opacados los escasos progresos materiales logrados por la Institución durante esos años, como fueron la adquisición de terrenos y la construcción de la Ciudad Universitaria, inaugurada en 1947.

Después del ajusticiamiento de Trujillo, y como consecuencia de la lucha del pueblo por crear y consolidar la vida democrática en el país, la Universidad tuvo logros muy importantes a pesar de las dificultades y la inestabilidad que caracterizaron sus operaciones.

La Ley No. 5778 del 31 de diciembre de 1961 dotó a la Universidad de la autonomía, y consagró, además, el fuero para el recinto universitario. A partir de ese momento comenzó la lucha por alcanzar el equilibrio institucional y un clima de convivencia que le permitiera desarrollar todas sus facultades académicas. En esta nueva etapa hubo elección de nuevas autoridades el 17 de febrero de 1962, cuyas iniciativas en pro del buen funcionamiento del autogobierno y del desempeño de la gerencia universitaria en un clima de respeto y libertad, se vieron bloqueadas por la influencia del sistema de censura y control que imperó en la Universidad durante la dictadura de Trujillo.

Durante esos primeros años de tanteos para la implantación de la libertad y del régimen de derecho, se celebraron las elecciones nacionales del 20 de diciembre de 1962, en las que resultó triunfante el profesor Juan Bosch. La incomprensión y los intereses de grupos poderosos dieron al traste con el ensayo democrático iniciado el 27 de febrero de 1963.

El golpe de Estado contra el presidente Juan Bosch permitió la instalación de un gobierno de facto y corrupto, que cercenó las libertades públicas e instauró la persecución política contra un pueblo que anhelaba vivir en paz.

Contra la intolerancia política del llamado Triunvirato se desencadenaron movimientos sociales, gremiales y políticos que, con el apoyo de una gran parte de las Fuerzas Armadas, permitieron el estallido revolucionario conocido como la Revolución de Abril de 1965.

La entonces Universidad Autónoma de Santo Domingo acompañó al pueblo dominicano en esa lucha suprema por la libertad y la democracia. Muchos de sus profesores y estudiantes defendieron el retorno a la constitucionalidad.
 
Fracasado este movimiento político-militar y popular por la intervención del Gobierno norteamericano, la universidad estatal convocó a un claustro, en 1966. Esta iniciativa dio por resultado el Movimiento Renovador Universitario; impulsor de grandes transformaciones en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

En esa etapa de efervescencia revolucionaria en que los dominicanos alcanzaban altos niveles de conciencia para seguir luchando por la justicia y las libertades, la UASD aprobó un nuevo Estatuto Orgánico en el cual se consigna su carácter democrático y popular, y su apertura sin reservas al servicio de los más sanos y elevados intereses del pueblo dominicano.

A partir del Movimiento Renovador se han realizados en la UASD cinco procesos de reformas, siendo la más reciente la llevada a cabo en las sesiones del Claustro Mayor celebradas el 25 de enero y el 8 de febrero del 2012. Esta reforma introduce nuevos paradigmas al ampliar la duración del periodo de gestión de tres a cuatro años, escoger las autoridades para cargos electivos en elecciones simultáneas en junio del año que corresponda, prohibir la reelección consecutiva en todos los cargos, establecer la dedicación exclusiva de los funcionarios electos, y un nuevo sistema de selección y contratación del personal académico y administrativo, que privilegia el concurso y la contratación a tiempo completo.

Otros cambios, de alta relevancia, son una nueva nomenclatura de los recintos, centros y subcentros universitarios; un nuevo sistema de planificación; nuevos contenidos sobre la rendición de cuentas y la transparencia; nueva conceptualización de las empresas productivas universitarias; el fortalecimiento de la articulación y la relación de interdependencia entre la docencia, la investigación y la extensión; la clasificación de los cargos universitarios para el mecanismo de su escogencia con base en la Ley de Función Pública, entre otras importantes innovaciones.

Luego de ese proceso de reformas, tanto la estructura académica como la administrativa de la Universidad han sido evaluadas por pares externos y por la Red de Evaluadores Internacionales, vinculada a la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe, UDUAL. El resultado de la última evaluación es el certificado de acreditación institucional internacional, que le entregó a la UASD la citada Red de Evaluadores Internacionales el 29 de enero de 2014.

Directorio Centro UASD Hato Mayor



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