Cápsula de sabiduría para la felicidad: la filosofía, la ciencia y la vida me han enseñado que (DEBEMOS CONTAR HASTA DIEZ ANTES DE ACTUAR). José Tavárez.

Una diferencia esencial entre el puro animal y el ser humano es que, el primero, actúa de forma automática sin ninguna mediación entre el estímulo y la respuesta; mientras que en el comportamiento humano existe una pausa entre la motivación y el acto como tal. Si al animal le vienen ganas de satisfacer una necesidad fisiológica lo hará sin reparar en las circunstancias, no pasa lo mismo con la persona, que es capaz de posponer prudentemente la satisfacción del deseo de que se trate. 


El esquema conductual animal es: Estímulo-Respuesta (E>>>R); en el humano eso se transforma en: Estímulo-Deliberación-Respuesta (E>>>D>>>R). El momento (D) es el que nos humaniza y separa de las bestias, porque a diferencia de éstas, nos confiere libertad para decidir si debemos actuar en la dirección que sugiere el estímulo o tomar un camino distinto. Lamentablemente, en ocasiones olvidamos nuestra condición de seres pensantes y nos igualamos con el animal al actuar de forma irreflexiva.


Mucha de la infelicidad humana proviene de actos irracionales ocurridos por saltarnos el paso (D), ese instante en el cual debimos ponderar la conveniencia o no de una acción. Le sucede, por ejemplo, al agresor que, llevado por un impulso irracional, daña vidas para siempre, incluyendo la propia; al que realiza un mal negocio o es víctima de engaños, por no detenerse a ponderar los riesgos; a quienes fracasan en su vida sentimental al llevarse de una ilusión poco realista; al conductor cuyo manejo imprudente provoca accidentes; a quienes castigan con ira provocando daños severos a sus hijos e hijas.


Quien nos trajo hasta aquí, también nos dotó de la capacidad para deliberar, pensar, decidir. Démonos, aunque sea un instante, antes de actuar. ¡Contar a hasta diez sigue siendo válido! 


CONCLUSIÓN: Pensar antes de actuar es propio del ser humano, eso nos diferencia del puro animal. Si ignoramos esta condición nos volvemos vulnerables a los errores de juicio y nuestras acciones pueden conducirnos a la infelicidad. ¡Cuente hasta 10 antes de actuar! 

Este antiguo consejo sigue siendo útil.


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