El primer empleo en la República Dominicana se ha convertido por años en el principal dolor de cabeza para los jóvenes, y en una sociedad donde la mayoría necesita trabajar para estudiar resulta aún más titánica la tarea de avanzar hacia una mejor posición económica, social y cultural.


Las oportunidades de empleo son vistas por algunos jóvenes como un privilegio, un milagro y en el mejor de los casos, algo como que no les garantiza una vida digna en caso de conseguirlo, por lo que no resulta sorprendente escucharlos decir que abandonaron los estudios universitarios, como es el caso de Juan Tomás Turbides, de 34 años de edad, quien dejó una carrera a la mitad cuando tenía 26, bajo el argumento de que en ese momento veía a muchos profesionales desempleados, haciendo oficios distintos a los de sus respectivas áreas y que les iba mejor que a muchos de sus colegas empleados en sus áreas.


Sin embargo, hoy reconoce que aunque no le va mal, quizás pudiera tener una mejor posición económica, social y cultural, pero el panorama de aquel momento, que según los relatos de otros jóvenes sigue siendo el mismo, lo desencantó.


La joven Altagracia Penélope Pinales de la Cruz, de 24 años de edad, cursa el octavo semestre de una licenciatura y asegura que una de sus principales dificultades fue iniciar los estudios, ya que para ello era necesario trabajar, pero no conseguía el empleo por el hecho de que las empresas le exigían tener experiencia laboral.


Altagracia relató que después de mucho buscar consiguió emplearse en un Call Center, donde era sometida a una extensa jornada laboral de nueve horas y el tiempo para estudiar era un sueño imposible, por lo que terminó renunciando, al ver que el principal objetivo, que era obtener un título universitario a través de él no sería posible.


Aunque el Gobierno ha hecho algunos esfuerzos para dar oportunidad a los jóvenes de conseguir empleo, como es el caso del programa “República Dominicana Trabaja”, donde las empresas publican sus vacantes y los interesados aplican sin que se les exija la experiencia laboral, porque así está diseñado el formulario único colgado en la plataforma digital, por otro lado, el Ministerio de Administración Pública exige años de experiencia laboral como requisito para concursar por una plaza en el Estado.


El joven Julio Guillermo Linares Peña, nos cuenta que tan pronto cumplió la mayoría de edad ingresó a las Fuerzas Armadas, como una forma de tener las facilidades de financiar sus estudios. Sin embargo, el salario que devengaba por ese concepto no le alcanzaba para sustentar la universidad y atender a otras necesidades básicas, por lo que tuvo que renunciar y emplearse en un Call Center durante un tiempo.


El joven de 23 años, nos cuenta que afortunadamente consiguió hace unos meses un trabajo que le permite aguantar sus estudios.


Esta situación mantiene a los jóvenes dando vueltas en el círculo vicioso de que “no trabajo porque no tengo experiencia y no tengo experiencia porque no tengo trabajo”, llevándolos a un estado de desesperación o desencanto del mercado laboral y posiblemente del país.


Otra de las limitaciones planteada por los jóvenes es el clientelismo, algo que salió a relucir durante las entrevistas.


Todos los jóvenes entrevistados, precisamente en la semana en que se celebra el Día Nacional de la Juventud, coincidieron en que los empleos que han tenido ha sido por recomendaciones de un amigo, pariente o conocido del empleador.


El joven Danny Gabriel Ysabel se refirió directamente a ese punto, asegurando que sería un milagro que alguien sea contratado en una empresa privada o pública sólo por su capacidad y no porque interceda una mano amiga. rcnoticias