La humanidad está atravesando el cuarto año de pandemia por el coronavirus. Desde hace más de un año, la variante del virus Ómicron y sus linajes han conseguido propagarse en todo el mundo.


Se creía que su impacto era leve, pero la infección con Ómicron también puede hacer que los pacientes necesiten hospitalización y generar alteraciones en el corazón, entre otros problemas.


Investigadores de Israel llevaron a cabo un estudio para averiguar cuáles eran las alteraciones cardíacas causadas por la infección con variante Ómicron.


Descubrieron diferencias entre el impacto por esa variante de preocupación y el de la cepa original del coronavirus que circuló en el inicio de la pandemia. Ómicron se identificó por primera vez en noviembre de 2021 y tiene un gran número de cambios en su proteína de la Espiga en relación con la del virus de tipo salvaje.


Los investigadores, que publicaron el trabajo en la revista Journal of the American Heart Association, enfatizaron en que una tecnología, como la ecocardiografía, podría ayudar a tomar mejores decisiones en la atención de los pacientes. La ecocardiografía consiste en un examen que utiliza ondas sonoras para crear imágenes del corazón.


La información sobre las manifestaciones cardíacas de la variante Ómicron de COVID-19 era limitada antes del estudio. Por eso, Yan Topilsky, del Departmento de Cardiología del Centro Médico Tel Aviv Elihab Ghantous, de la Universidad de Tel Aviv, y otros colegas, hicieron una evaluación prospectiva sistemática con ecocardiografías de 162 pacientes hospitalizados con la variante Ómicron y los compararon con pacientes reclutados de forma similar que habían tenido el COVID en 2020.


En comparación con la cepa original del virus, los pacientes con Ómicron presentaban un menor tamaño ventricular derecho, una mejor función ventricular derecha, un mayor índice de volumen sistólico y una menor presión pulmonar media e índice de resistencia vascular pulmonar. Sin embargo, la prevalencia de disfunción sistólica o diastólica ventricular izquierda era similar a la de los pacientes que habían tenido el COVID en 2020.


Los investigadores señalaron que “numerosos parámetros ecocardiográficos se asociaron con una mayor mortalidad intrahospitalaria” o a la “necesidad de ventilación mecánica o mortalidad .


“La ecocardiografía demostró ser una importante herramienta pronóstica para predecir la mortalidad y la necesidad de ventilación mecánica, ayudando así a clasificar a los pacientes ingresados con Ómicron”, afirmaron en el estudio.


En diálogo con Infobae, el doctor Eduardo Perna, ex presidente de la Federación Argentina de Cardiología, consideró tras leer el estudio realizado en Israel: “El trabajo es muy interesante porque compara, a través del uso de la ecocardiografía, pacientes con la variante Ömicron y la cepa original del coronavirus. Pero además compara los cambios asociados al COVID en un grupo que disponía de un ecocardiograma previo”.


En los resultados del estudio —señaló el doctor Perna— se observó que el compromiso del ventrículo derecho es de menor extensión con Ómicron, posiblemente por una enfermedad vascular y del parénquima pulmonar más atenuada.


“De acuerdo al estudio, la afección del ventrículo izquierdo es similar en ambos grupos de pacientes y generalmente reflejan afección previa a desarrollar el COVID. Pero hay que destacar que aun así casi la mitad de los pacientes hospitalizados con Ómicron tiene anormalidades de diferente magnitud en el ecocardiograma o ecocardiografía, más frecuentemente del lado derecho, y algunas de esas anormalidades en el corazón pueden asociarse a peor evolución”, afirmó.


Para el especialista, los resultados del estudio en Israel indican que “hacer una ecocardiografía en los pacientes hospitalizados puede ayudar a identificar casos con mayor riesgo de mortalidad y necesidad de ventilación mecánica”. infobae