Según la neuroanatomista de la Universidad Vanderbilt, EE.UU., Suzana Herculano-Houzel, los 'Tyrannosaurus rex' –conocido popularmente como T-Rex–  podrían haber sido tan inteligentes como algunos monos modernos. Con base en inferencias realizadas a partir de datos de aves y reptiles modernos, Herculano-Houzel estimó que el T-Rex tenía más neuronas en su cerebro que los babuinos, según describe en un artículo recientemente publicado en Journal of Comparative Neurology.


Herculano-Houzel afirma que determinar la composición neuronal de los cerebros de los dinosaurios y otros amniotas (reptiles, aves y mamíferos) fósiles ofrece una visión de sus capacidades conductuales y cognitivas. En su estudio estimó que el T-Rex tenía aproximadamente 3.000 millones de neuronas en su cerebro de 343 g; más que el número encontrado en los babuinos. También pudo inferir que, 'Alioramus', otro dinosaurio terópodo, poseía alrededor de mil millones de neuronas en su cerebro de 73 g, similar a la cantidad de neuronas de un mono capuchino.


"Esto convertiría a estos animales no solo en gigantes, sino también en longevos y dotados de una cognición flexible, y por lo tanto en depredadores aún más magníficos de lo que se pensaba anteriormente", afirmó en su artículo.


¿Cómo lo hizo?

Dado a que el tejido cerebral rara vez se fosiliza, hay que recurrir a métodos deductivos para lograr su estudio. Trabajó con la caja ósea fosilizada del cerebro de estos animales para estimar, con tomografía computarizada, el volumen y la masa del cerebro. Finalmente, con datos sobre el número de neuronas en el telencéfalo de los saurópsidos existentes (aves, escamosos y tortugas), pudo deducir el número de neuronas en una amplia gama de dinosaurios.


De esta manera, explicó que su estudio invita a especular sobre la posibilidad de que los dinosaurios terópodos como el T-Rex tenían la capacidad biológica de usar herramientas y desarrollar una cultura, como las aves modernas y los primates.


Una fuerte oposición

Sin embargo, sus audaces afirmaciones han generado una controversia científica con paleontólogos, biólogos y neurocientíficos que cuestionan sus métodos y están en desacuerdo con sus enfoques. Las intrépidas conclusiones son "descabelladas" y se basan en algunas interpretaciones cuestionables de datos obsoletos, dicen algunos de ellos.


Tess Gallagher, paleobióloga de la Universidad de Bristol, Reino Unido, recibió con mucho escepticismo la noticia. "La inteligencia en sí ya es algo difícil de estudiar, y mucho menos estudiar la inteligencia de un taxón extinto, del que somos incapaces de observar su comportamiento", escribió en un tuit. "No me malinterpreten. El T-Rex probablemente era más inteligente de lo que creemos, pero ¿capaz de usar herramientas? Esa es una gran afirmación", continuó en el mismo hilo del tuit.


Otro punto de discrepancia entre los expertos es que el tamaño del cráneo no equivale necesariamente al volumen o la masa del cerebro, y mucho menos si esas estimaciones están basadas en tomografías computarizadas de cráneos fosilizados. Así, Kai Caspar, zoólogo de la Universidad de Duisburg-Essen, en Alemania, manifestó en otro tuit que, los cuervos, a pesar de tener cerebros relativamente pequeños y tener menos neuronas cerebrales que los babuinos, los superan en tareas cognitivas, siendo animales notablemente inteligentes.


Caspar también critica, en el mismo hilo de tuit, que los artículos citados en apoyo a esta suposición provienen en su mayoría de la propia autora y todo lo que ella publica sobre este tema es muy abstracto. Afirma que uno de los pocos estudios empíricos, que tiene la cuestionada científica publicado, argumenta en contra de que la neurona sea un buen predictor cognitivo.


Este martes, Science publicó un artículo en el que exponía la opinión de otros científicos que criticaban el trabajo de Herculano-Houzel. Stig Walsh, curador principal de paleobiología de vertebrados en los Museos Nacionales de Escocia, comentó que, "es realmente refrescante tener un neurólogo que analice los datos paleontológicos". Sin embargo, señala que el trabajo contiene "una gran cantidad de conclusiones o sugerencias basadas en lo que es esencialmente una sola extrapolación".


Por su parte, Amy Balanoff, bióloga evolutiva de la Universidad Johns Hopkins, EE.UU., comentó que gran parte de los datos detrás de las estimaciones de la masa cerebral que empleó Herculano-Houzel tienen varios años de atraso con respecto a las bases de datos actuales. Ella considera que es probable que el estudio sobrestime las masas de cerebros de los dinosaurios. RT