Suele decirse que la edad es sólo un número y que lo importante es cómo las personas se sienten.


Aquello de “eres tan viejo como te sientes” cobra cada vez más sentido. Y ahora, nuevas investigaciones refuerzan la idea de que quienes se sienten más jóvenes que su edad real y tienen una mirada optimista de la vida tienden a ser más saludables y más resistentes mentalmente.


Y hay más: ese “espíritu” podría ser de gran ayuda a la hora de que las personas mayores se recuperen de problemas físicas.


Es que según descubrieron investigadores israelíes de la Universidad Bar-Ilan, incluso en la vejez, tener una mentalidad juvenil podría mejorar las posibilidades de recuperarse con éxito de las condiciones médicas.


La investigación, que fue publicada recientemente en la revista Gerontology, estudió a 194 pacientes adultos, de 73 a 84 años, que estaban siendo tratados por fracturas osteoporóticas o accidentes cerebrovasculares en varios centros de rehabilitación de Israel.


Sin dudas las dos condiciones de salud que más temen las personas mayores son las fracturas (generalmente provocadas por caídas) y los accidentes cerebrovasculares. Y esto tiene su explicación en el hecho de que ambas condiciones a menudo ocasionan la pérdida de la independencia funcional.


“Una edad subjetiva más joven al ingreso predijo puntuaciones de Medida de Independencia Funcional (FIM por sus siglas en inglés) más altas al alta. El efecto inverso, es decir, de las puntuaciones de la FIM al ingreso sobre la edad subjetiva al alta, no fue significativo -resumieron los investigadores en la publicación de sus conclusiones-. El optimismo durante la hospitalización medió el efecto de la edad subjetiva en las puntuaciones FIM posteriores, mientras que la autoestima y la satisfacción con la vida no lo hicieron. Los análisis de sensibilidad demostraron además que el efecto de la edad subjetiva en la FIM fue significativo tanto para los pacientes con fractura como para los de accidente cerebrovascular”.


Para el trabajo, los investigadores realizaron múltiples entrevistas con los pacientes durante su recuperación, en las que les preguntaron sobre sus emociones, experiencias y edad percibida (cuán jóvenes se sentían). El personal de enfermería utilizó el examen de FIM para evaluar la independencia funcional de los pacientes tanto al ingreso como al alta.


Al alta, alrededor de un mes después de su ingreso en el hospital, los pacientes que se sentían más jóvenes (tenían una edad subjetiva más joven) tenían una mayor independencia funcional. Por lo que los autores del trabajo concluyeron que “sentirse más joven tiene efectos positivos en las personas que se recuperan de fracturas osteoporóticas y accidentes cerebrovasculares”.


Los investigadores también descubrieron que aquellos que se sentían más jóvenes se recuperaron más rápidamente porque tenían más esperanza de recuperar sus habilidades funcionales.


El profesor Amit Shrira, del Programa de Gerontología del Departamento de Ciencias Sociales Interdisciplinarias dirigió el estudio junto con el profesor Ehud Bodner, y sostuvo que tras su trabajo “se confirmó el efecto de la edad subjetiva al ingreso sobre la independencia funcional al momento del alta”. “Sin embargo -continuó- no se confirmó el efecto inverso, el de la independencia funcional al ingreso sobre la edad subjetiva al alta. Esto respalda la conclusión de que una identidad de edad más joven es una construcción psicológica importante que contribuye a una rehabilitación más exitosa”.


Sorprendentemente para los investigadores, la edad subjetiva fue el predictor más fuerte de los resultados de la rehabilitación, incluso por encima de la edad cronológica de los pacientes y las múltiples condiciones de salud crónicas que ocurren simultáneamente -lo que los especialistas llaman multimorbilidad física- en el momento del ingreso.


La edad cronológica y la multimorbilidad física generalmente son consideradas por los médicos para determinar el pronóstico de los pacientes, mientras que la edad subjetiva es desconocida para la mayoría de los médicos. Para Shrira, “aquellos que se sienten más jóvenes pueden mantener su salud y funcionamiento durante períodos más largos y, como muestra el estudio actual, pueden recuperarse mejor de la discapacidad. Por lo tanto, al percibir que envejecen con éxito, las personas pueden conservar un estilo de vida saludable y vigoroso”.


A la luz de sus hallazgos, los investigadores sugieren que los médicos consideren evaluar la edad subjetiva de los pacientes cuando diseñen protocolos de rehabilitación. Esto basado en que, según vieron, una edad subjetiva más joven puede motivar a las personas mayores a adherirse al protocolo de rehabilitación después de una fractura o accidente cerebrovascular osteoporótico.

La investigación futura debería apuntar -según los expertos- a diseñar intervenciones orientadas a inducir una edad subjetiva más joven en los pacientes que podrían ayudarlos a rehabilitarse con más éxito. Tales intervenciones pueden ayudar a corregir las falsas creencias sobre el envejecimiento e incluir técnicas cognitivas que ayuden a cambiar los pensamientos automáticos negativos sobre el envejecimiento.


Finalmente, los investigadores explicaron que “la edad subjetiva se evaluó mediante una escala de cuatro elementos que hace referencia a la edad que se siente en las siguientes dimensiones subjetivas de la edad: edad física, edad mental, edad del comportamiento y edad de la apariencia”. Los ítems se clasificaron en una escala que va del 1 al 5, en la que 1 era igual a “sentirme mucho más joven que mi edad” y 5 equivalía a “sentirme mucho más viejo que mi edad”. La puntuación subjetiva de la edad fue el promedio de puntuaciones con puntuaciones más altas que reflejaban una edad subjetiva mayor. Estudios anteriores habían encontrado que la escala es confiable y válida.


- infobae