Transformar el padecimiento en bienestar es algo que puede ejercitarse, gracias al autoconocimiento y a buscar recursos para gestionar el estrés.


En mi nuevo libro, “Estrés, sufrimiento y felicidad”, pongo en una hoja en blanco, solamente una frase que creo que tiene mucho valor, por eso la pongo. Es una frase de Siddharta Gautama, conocido como Buda.


Vamos a analizarla juntos porque a mi juicio, vale oro. El dolor, dice Buda, el dolor es inevitable, el sufrimiento optativo.


¿Qué quiere decir? Que el dolor es inevitable porque en la vida siempre habrá pérdidas. Como por ejemplo, personas que se alejen de nuestro entorno, desavenencias con amigos o compañeros de trabajo. También todos en algún momento de la vida podemos atravesar problemas emocionales, económicos, financieros. El fallecimientos de seres queridos o la pérdida de trabajo, también dilemas existenciales o cargas o traumas psicológicos.


En la vida hay dolor. Dice, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es optativo. ¿Qué quiere decir? Si el dolor es inevitable, no puedo evitarlo, pero sí puedo evitar que se haga crónico en el tiempo, que se convierta en sufrimiento.


El estrés es un fenómeno normal que nos alcanza a todos. No existe la vida sin estrés, Esta idea puede resultar para algunos desagradable, pero es así: vivir implica necesariamente cierto nivel de estrés. Ahora cuando el padecimiento se extiende en el tiempo, y no podemos circunscribirlo a un episodio o experiencia, el estrés se convierte en agudo.


Por eso relaciono la palabra dolor al estrés agudo. Lo que daña realmente es el estrés crónico, el sufrimiento, la gota que horada la piedra, esa gota que cae continuamente, y termina siendo un agujero en el piso aunque se trate de una losa o un mármol, no importa. ¿Por qué? Porque se convirtió en dolor crónico, porque es sufrimiento.


“El dolor es inevitable, el sufrimiento es optativo”. ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir otra cosa. Nos está estimulando.


Nos está provocando para que tomemos conciencia que de nosotros depende, de nuestro albedrío, de nuestra libertad, de lo que hacemos, depende que no hagamos que un dolor se mantenga en el tiempo dañándonos.


Por todo esto, y para alcanzar el bienestar emocional, convertir el dolor en sufrimiento en buena medida depende de nosotros y es eso lo que tenemos que evitar: eludir el estrés crónico provocado por la experiencia vinculada al sufrimiento.



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