La pandemia: un retroceso sin precedentes para las mujeres latinoamericanas
Rey Durán
Los impactos de la pandemia de coronavirus no han sido. La crisis sanitaria, social y económica provocada por la irrupción del COVID-19 exacerbó las brechas existentes y profundizó la situación de vulnerabilidad de mujeres y niñas en América Latina y el Caribe.
En los mercados laborales impactó en mayor medida a las mujeres, y ha colocado a la región frente en un retroceso sin precedentes de la igualdad de género en el trabajo.
De los 23,6 millones de puestos de trabajo de las mujeres que se perdieron en el peor momento de la crisis, en el segundo trimestre de 2020, a fines de 2021 aún faltaban por recuperar unos 4,2 millones. En el caso de los hombres, en cambio, ya se han recuperado prácticamente por completo los 26 millones de puestos perdidos en ese momento.
"Enfrentamos un retroceso preocupante en la igualdad de género en el trabajo, y por lo tanto la región necesita redoblar esfuerzos para recuperar el terreno perdido y generar más y mejores oportunidades laborales para las mujeres", dijo el Director de OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro.
¿Qué hizo el Estado con la vulnerabilidad relativa de las mujeres?
Las políticas relativas a la seguridad económica de las mujeres y el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado tuvieron una participación mucho más limitada en las intervenciones desplegadas por los Estados en la pandemia.
Esta realidad refleja el déficit de reconocimiento y abordaje de los impactos diferenciales de género que tiene la crisis actual en el contexto de las desigualdades estructurales preexistentes que ubican a las mujeres en condiciones de mayor vulnerabilidad social y económica.
El documento Los impactos del COVID-19 en la autonomía económica de las mujeres en América Latina y el Caribe, de la ONU Mujeres-PNUD, afirma que a nivel global, ellas son más afectadas por la pobreza, tienen mayores dificultades en el acceso y la permanencia en el empleo, enfrentan una mayor incidencia de la informalidad, perciben salarios inferiores y cargan desproporcionadamente con las tareas domésticas y de trabajo no remunerado.
Empleo y salarios de las mujeres
Como consecuencia de estos factores, las mujeres tienen ingresos precarios y un acceso limitado a las protecciones de la seguridad social, siendo más vulnerables a los vaivenes en la economía.
La Nota Técnica de la OIT América Latina y Caribe: Políticas de igualdad de género y mercado de trabajo durante la pandemia, que forma parte de la serie regional Panorama Laboral en tiempos de COVID-19, presenta una serie de datos sobre la situación del empleo femenino y hace un análisis de las estrategias que se han puesto en práctica en diferentes países de la región.
"Dos años atrás cuando comenzó la crisis a mediados de marzo de 2020 las mujeres fueron afectadas por una catastrófica pérdida de puestos de trabajo y de ingresos. La desocupación femenina aumentó, pero lo más impactante fue la salida masiva de la fuerza de trabajo que llevó las tasas de participación laboral a niveles que no se veían hace dos décadas", comentó Pinheiro.
La OIT destaca que la tasa de participación regional de las mujeres que rondaba 41,0% a comienzos de los años 1990 había subido en forma constante hasta 52,3% en 2019. En 2020, bajó a 47,0%.
En 2021 la tasa de participación registró una recuperación insuficiente, pues subió hasta 49,7%, 2,5 puntos porcentuales por debajo de los niveles prepandemia.
Al mismo tiempo, al tercer trimestre de 2021 la tasa promedio de desocupación de las mujeres era de 12,4%, la misma de 2020, lo que es un signo de que no ha habido una mejoría, y que debe bajar en forma importante para regresar al 9,7% de 2019. Está por encima de la tasa general de desocupación, de 10%, y del 8,3% de la tasa de los hombres.
Caída en el giro de remesas
La pandemia ha restringido fuertemente las remesas, una fuente de ingresos fundamental para muchos hogares de la región. La provisión de estos ingresos por parte de las trabajadoras y trabajadores migrantes depende en una mayor proporción de las mujeres. Estas tienden a enviar sumas superiores en comparación con los varones.
Más importante aún, las mujeres también son las principales receptoras de remesas del extranjero en los países de origen. Por lo tanto, la restricción de los ingresos por remesas como consecuencia del COVID-19 tuvo un impacto de género desproporcionado en las mujeres y los hogares dependientes de estas.
Las mujeres migrantes siguen aportando beneficios vitales a sus países de origen, tránsito y destino. Todos los años, unas 100 millones de mujeres migrantes envían remesas a sus países.
Si bien persiste la brecha salarial de género, tienden a enviar una mayor parte de sus salarios que los hombres, además de hacerlo con más regularidad.
Estas contribuciones ayudan a sostener las economías de muchos países y representan un sustento para las familias y las comunidades, algo que es especialmente importante durante las épocas de crisis.
En la actualidad, ante la pérdida de más de 495 millones de empleos desde el inicio de la pandemia —muchos de ellos en el sector de los servicios, que da empleo a 74% de las mujeres migrantes—, las familias que dependen de estas remesas están atravesando una situación de mayor vulnerabilidad.
¿Cuáles son los sectores económicos más afectados?
El análisis de la OIT dice que las medidas adoptadas para atender la emergencia sanitaria, como el cierre de los centros educativos y de cuidados en forma generalizada, tuvieron un impacto negativo en la participación laboral femenina.
La división de tareas de cuidado infantil entre madres y padres es desigual incluso en aquellos países donde la perspectiva de género es la principal motivación en el diseño de la política.
Constanza Ginestra de la Oficina de Investigación de Unicef explica que "el hecho de que las madres sean quienes reciban la transferencia [como receptoras de planes sociales] no los hace receptivos de necesidades específicas de las mujeres, por el contrario, sólo refuerza las expectativas de género hacia ellas, entendidas como responsables principales del cuidado".
A ello se agregó que los sectores de actividad donde más impactaron las medidas de aislamiento social (comercio, restaurantes y hoteles, y actividades de esparcimiento entre otros) son intensivos en mano de obra femenina.
A su vez, el impacto fue mayor en el empleo informal y en las micro, pequeñas y medianas empresas donde también predomina el empleo femenino. El trabajo doméstico, donde el 91% del empleo es femenino y el 72% es empleo informal, se vio afectado por una pérdida considerable de puestos de trabajo.
"La pandemia agudizó desigualdades estructurales existentes. Las mujeres rurales, las jefas de hogar con niñas y niños pequeños, aquellas de menos formación y educación, mujeres indígenas y afrodescendientes han sido más afectadas. Las brechas de género, tanto en la participación como en los ingresos, son persistentes en las mujeres con menores ingresos y menor nivel educativo", comentó la especialista regional en economía laboral de OIT, Roxana Maurizio.
¿Qué hacer para mejorar la situación de las mujeres en la pospandemia?
El estudio de OIT realiza un análisis de políticas y medidas del mercado laboral que han buscado contribuir a la mitigación de los efectos de la pandemia y a la recuperación, con un enfoque específico en aquellas que consideran una perspectiva de género.
"Las consideraciones sobre igualdad de género deben ser un componente intrínseco del diseño, la elaboración, la aplicación y el análisis de los resultados de la totalidad de programas y estrategias, políticas, leyes y reglamentos implementados durante la pandemia y en la etapa de recuperación", aconseja el informe de la OIT.
Además, señala que no se deben retirar en forma anticipada las medidas de estímulo sectorial para consolidar la recuperación, especialmente en sectores con una proporción mayoritaria de mujeres trabajadoras. Tampoco deben retirarse —aconseja— las medidas de transferencias de ingresos o ayudas en especie para garantizar las condiciones mínimas que permitan sostener el crecimiento del empleo.
El documento añade que el fortalecimiento de las capacidades de las mujeres para desarrollar sus condiciones para la empleabilidad, y la reconversión y adaptación de las capacidades para ingresar al mundo de la economía digital resultan clave en la recuperación con perspectiva de género.
Fuente: Sputnik