Un nuevo análisis genómico sugiere que probablemente haya docenas de especies desconocidas de murciélagos de herradura en el sureste de Asia. Estos mamíferos, también llamados rinolófidos, se consideran el reservorio de muchos virus zoonóticos, que saltan de los animales a las personas, incluidos los parientes cercanos de los virus que causaron el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) y el COVID-19. La identificación correcta de las especies de murciélagos podría ayudar a identificar los puntos críticos geográficos con un alto riesgo de enfermedades zoonóticas, según Shi Zhengli, viróloga del Instituto de Virología de Wuhan en China. “Este es un trabajo importante”, advierte.


Para la coautora del estudio, Alice Hughes, bióloga conservacionista de la Universidad de Hong Kong, una mejor identificación de las especies de murciélagos desconocidas también podría respaldar la búsqueda de los orígenes del SARS-CoV-2 al reducir los lugares donde buscar murciélagos que puedan albergar parientes cercanos del virus. Los parientes más cercanos conocidos del SARS-CoV-2 se han encontrado en murciélagos Rhinolophus affinis en la provincia de Yunnan, en el suroeste de China, y en tres especies de murciélagos de herradura en Laos.


Especies crípticas

Hughes quería comprender mejor la diversidad de murciélagos en el sureste de Asia y encontrar formas estandarizadas de identificarlos. Así que ella y sus colegas capturaron murciélagos en el sur de China y el sudeste asiático entre 2015 y 2020. Tomaron medidas y fotografías de las alas y la hoja de la nariz de los murciélagos, “el extraño conjunto de tejido alrededor de la nariz”, como lo describe Hughes, y registraron su llamadas de ecolocalización. También recolectaron una pequeña cantidad de tejido de las alas de los murciélagos para extraer datos genéticos.


Para mapear la diversidad genética de los murciélagos, el equipo utilizó secuencias de ADN mitocondrial de 205 de sus animales capturados y otras 655 secuencias de bases de datos en línea, lo que representa un total de 11 especies de Rhinolophidae. Como regla general, cuanto mayor sea la diferencia entre los genomas de dos murciélagos, es más probable que los animales representen grupos genéticamente distintos y, por lo tanto, especies diferentes.


Los investigadores encontraron que cada una de las 11 especies probablemente eran en realidad múltiples especies, posiblemente incluyendo docenas de especies ocultas en toda la muestra. Las especies ocultas o “crípticas” son animales que parecen pertenecer a la misma especie pero que en realidad son genéticamente distintos. Por ejemplo, la diversidad genética de Rhinolophus sinicus sugiere que el grupo podría ser de seis especies separadas. En general, estimaron que alrededor del 40% de las especies en Asia no se han descrito formalmente.


“Es un número aleccionador, pero no terriblemente sorprendente”, subraya Nancy Simmons, curadora del Museo Americano de Historia Natural en la ciudad de Nueva York. ”Los murciélagos rinolofidos son un grupo complejo y solo ha habido una muestra limitada de los animales”, explica.


Sin embargo, para la especialista, confiar en el ADN mitocondrial podría significar que el número de especies ocultas es una sobreestimación. Eso se debe a que el ADN mitocondrial se hereda solo de la madre, por lo que podría faltar información genética importante, dice la especialista. Aún así, el estudio podría conducir a una explosión de investigación para nombrar nuevas especies de murciélagos en la región.


Más evidencia

“Los hallazgos corroboran otra investigación genética que sugiere que hay muchas especies crípticas en el sudeste asiático”, dice Charles Francis, biólogo del Servicio Canadiense de Vida Silvestre, Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá, en Ottawa, que estudia los murciélagos en la región. Pero, según Francis, las estimaciones se basan en un pequeño número de muestras.


El equipo de Hughes usó los datos morfológicos y acústicos para hacer un análisis más detallado de 190 murciélagos encontrados en el sur de China y Vietnam y descubrió que respaldaba su hallazgo de que muchas especies no habían sido identificadas en esas regiones. El estudio presenta un fuerte argumento a favor del “uso de múltiples líneas de evidencia al delinear especies”, dice Simmons.


Hughes subraya que su equipo también descubrió que el colgajo de tejido justo encima de las fosas nasales de los murciélagos, llamado silla turca, podría usarse para identificar especies sin necesidad de datos genéticos. Para Gábor Csorba, taxónomo del Museo Húngaro de Historia Natural en Budapest, “esto significa que las especies ocultas podrían identificarse sin realizar estudios morfológicos intrusivos o costosos análisis de ADN”.

Fuente: Infobae