Desde que se detectó la variante Ómicron del coronavirus empezaron a circular informaciones no científicas que consideraban que solo podía producir casos leves. Sin embargo, es más transmisible que la variante de preocupación Delta, que había sido la predominante durante gran parte del año pasado. También se aclaró que la infección por Ómicron no es igual un resfriado común y que puede producir casos graves de COVID-19 que requieren hospitalizaciones y causan la muerte.


Ahora, si bien la ola de casos por la variante Ómicron está en retroceso, y hay científicos de los Estados Unidos que llaman a no relajarse porque podrían surgir variantes aun más contagiosas en función de estudios hacen proyecciones con herramientas de inteligencia artificial.


El 26 de noviembre pasado, la variante Ómicron fue nombrada y clasificada como “de preocupación” por la Organización Mundial de la Salud. Se la detectó primero en África y consiguió propagarse a través de las personas contagiadas por el coronavirus que viajaron a todo el mundo. Se convirtió en la variante predominante en la mayoría de los países en los que se la encontró en viajeros y luego en personas sin antecedentes de viajes.


La complacencia en torno al uso de mascarillas, los viajes y las reuniones en lugares cerrados crearon una oportunidad perfecta para que la nueva variante Ómicron se propagara rápidamente por toda la región y aumentara las muertes, según sostuvo la semana pasada la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne.


“Las medidas reducidas de salud pública fueron insuficientes para reducir la escala de esta ola. Y ahora nos enfrentamos a las consecuencias: un aumento de las infecciones que está provocando un incremento de las muertes”, afirmó hoy Etienne en una rueda de prensa. Aunque siguen siendo muy elevadas, las infecciones por COVID-19 se redujeron 31% en comparación con la semana anterior, mientras las muertes siguieron aumentando 5,6%.


Ahora, los investigadores, liderados por el profesor Guo-Wei Wei y otros colegas, informaron en las revistas especializadas ACS Infectious Diseases y Journal of Chemical Information and Modeling que la variante Ómicron y otras variantes están evolucionando hacia una mayor infectividad y escape de anticuerpos, según un modelo de inteligencia artificial. Por lo tanto, se necesita desarrollar cuanto antes nuevas vacunas y terapias con anticuerpos.


El equipo de investigadores descubrió que las mutaciones que refuerzan la infectividad son la fuerza motriz de la evolución viral, mientras que en las poblaciones muy vacunadas dominan las mutaciones que permiten al virus escapar a las vacunas.


Antes de llevar a cabo los estudios, los científicos tuvieron en cuenta que saber cómo evoluciona el coronavirus es esencial para predecir el avance de la vacuna y diseñar vacunas y tratamientos con anticuerpos monoclonales a prueba de mutaciones.


En el estudio publicado en la revista ACS Infectious Diseases, Guo-Wei Wei y sus colegas analizaron casi 1,5 millones de secuencias del genoma del coronavirus tomadas de personas con COVID-19. Identificaron 683 mutaciones únicas en el dominio de unión al receptor (RBD), la región de la proteína de la espiga del coronavirus que se une al receptor humano ACE2 en la superficie de las células humanas.


A continuación, utilizaron un modelo de inteligencia artificial para predecir cómo afectan estas mutaciones a la fuerza de unión del RBD a la ACE2 y a 130 estructuras de anticuerpos, incluidos varios anticuerpos monoclonales utilizados como terapias.


El equipo descubrió que las mutaciones para reforzar la infectividad son la fuerza motriz de la evolución viral, mientras que en las poblaciones altamente vacunadas, las mutaciones que permiten al virus escapar de las vacunas se vuelven dominantes. Los investigadores también predijeron que ciertas combinaciones de mutaciones tienen una alta probabilidad de propagación masiva.


En otro estudio publicado en el Journal of Chemical Information and Modeling, Wei y sus colegas profundizaron en la infectividad de la variante Ómicron, el avance de la vacuna y la resistencia a los anticuerpos. Utilizaron su modelo de inteligencia artificial para analizar cómo el número inusualmente alto de mutaciones de la variante en la proteína de la espiga afecta a la unión de la RBD a la ACE2 y a los anticuerpos.


Los resultados indicaron que Ómicron es más de 10 veces más infeccioso que el coronavirus original y 2,8 veces más infeccioso que la variante Delta. Además, Ómicron tiene 14 veces más probabilidades que la variante Delta de escapar a las vacunas actuales, y se prevé que comprometa la eficacia de varias terapias con anticuerpos monoclonales.


Muchas de estas predicciones han sido verificadas por resultados experimentales emergentes, lo que subraya la importancia de desarrollar una nueva generación de vacunas y anticuerpos monoclonales que no se vean fácilmente afectados por las mutaciones virales, dicen los investigadores.


Para hacer las investigadores recibieron fondos de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, la Fundación Nacional de Ciencia, la agencia espacial NASA, la Corporación para el Desarrollo Económico de Michigan, la Fundación de la Universidad Pública de Michigan y las empresas Bristol-Myers Squibb y Pfizer.


Consultada por Infobae recientemente la embajadora de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la respuesta al COVID-19, Mirta Roses, comentó: “Los vacunados pueden igualmente infectarse y trasmitir el coronavirus. Por eso las medidas de prevención y protección individual y social, como el uso del barbijo o mascarilla, la ventilación cruzada, y el distanciamiento, deben mantenerse en esta etapa con predominio de la variante Ómicron”, dijo Roses.


El riesgo de desarrollar enfermedad grave es menor en vacunados que en personas que aún no están inmunizadas. En los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, se hizo un estudio con 1.228.664 personas que habían completado la vacunación primaria durante diciembre de 2020 y octubre de 2021.


Los investigadores de los CDC encontraron que los casos graves asociados al COVID-19 (0,015%) o la muerte (0,0033%) fueron raros. Los factores de riesgo para los resultados graves incluyeron tener más de 65 años, estar inmunocomprometido y otras seis condiciones subyacentes. Todas las personas con resultados graves tenían al menos un factor de riesgo.

Fuente: Infobae