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Por Catalino Pérez Antonio

Desde inicios de la pandemia todos los países del mundo han sucumbido ante el enemigo invisible llamado COVID-19. Todos los sectores sociales, políticos, económicos, educativos, sanitarios… han sufrido graves consecuencias y mas en los países donde impera el subdesarrollo como nuestra República Dominicana.


En el área educativa, todos los actores de la educación en nuestro pais han sido ejes fundamentales en la progresiva enseñanza-aprendizaje en todos los niveles (nivel básico, medio y superior). Por un lado, la pandemia nos ha enseñado a mostrar alternativas pedagógicas y recursos didácticos que serán útiles desde ahora en adelante y son la base principal del fundamento de la educación del pais y del mundo.


La virtualidad es el medio educativo mas trascendental e importante de toda la vida educativa contemporánea a nivel nacional y mundial. Desde esta perspectiva lo que debemos hacer como sociedad es “introducir esta nueva forma de educar en la ley” y la virtualidad sea un condimento permanente para fortalecer la calidad educativa en la llamada  “era del conocimiento”.


Es cierto que la presencialidad ha sido vital en el desarrollo de la educación a lo largo de la historia, sin embargo en este siglo XXI es evidente que la virtualidad es la transformación que amerita la nueva forma de educar porque nos interconecta con los demás sistemas educativos del planeta.


Pero una pregunta:  Si el año escolar próximo es totalmente presencial ¿Qué pasara con la inversión realizada en los recursos pedagógicos, materiales didácticos y personal docente formado para  la virtualidad?


Desde mi criterio pienso que las condiciones no están dada para el retorno presencial de forma total. Primero por la condición económica que embate la sociedad y segundo porque, aunque se hable de NORMALIDAD eso no se da por argumentos sino con hechos.


Lo recomendable desde mi concepción es un sistema hibrido que de forma escalonada ayude a mitigar la situación tanto de los padres/madres, tutores, estudiantes como también que contrarreste la deserción escolar en todos los niveles educativos. En este sentido es pertinente considerar que no sería tarea fácil para los padres/madres o tutores tener que abastecer a sus hijos/as de (uniformes, materiales y demás recursos que amerita un retorno a las aulas porque la condición económica es precaria y la tasa de desempleo es exorbitante.


En ese mismo tenor, la educación superior no escapa de esta precaria crisis económica. Una gran cantidad de estudiantes universitarios se verá gravemente afectada por el pago de (mensualidad, transporte y demás materiales educativos) lo que produciría una mayor deserción por lo menos en los primeros 3 trimestre en donde se encuentra el quintil de la clase media-baja que es la más afectada. Sería como negar categóricamente el derecho a la “educación”


Estamos de acuerdo que la educación debe continuar y para eso se han realizado las inversiones de lugar en la virtualidad. Este debe ser el condimento hibrido en todos los niveles de la educación en la República Dominicana. No en las actuales condiciones, sino de forma permanente y regulada por la ley y las normativas que rigen la educación en todos sus niveles.


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