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Apreciado maestro.

Apreciada maestra.


Nuestra lucha es justa, sabes bien que el pretexto para no reconocer su justeza siempre ha existido. En medio de la pandemia el gobierno puso en agenda la situación salarial de otros sectores, ha acudido en ayuda de las universidades privadas y ha mostrado buena voluntad para la inversión en obras físicas y tecnología para nuestra academia. ¿Por qué no contemplar nuestras demandas?

El último aumento aplicado al salario de los/as docentes se registró en el año 2016, y fue un porcentaje mínimo, con la promesa de que se harían las gestiones para aplicar un 25% más adelante, nunca sucedió, ese año la tasa de cambio del dólar se situaba en 46.67 hoy se sitúa a 58.12 (una variación de 24%). Este ha sido un comportamiento constante, en el año 2003 el equivalente en dólares para un profesor o profesora que ganaba 54 mil pesos, eran 3 mil dólares, el salario ha seguido en picada y al 2021 pocos llegan a los 2 mil dólares y para hacerlo deben trabajar de 50 a 70 horas semanales frente a los alumnos y alumnas, más el tiempo en la casa.

La principal presión que tenemos en esta lucha, es por nuestra responsabilidad frente a los alumnos, cuyo compromiso está demostrado en los esfuerzos que realizamos, cuando trabajamos con secciones superpobladas, cuando impartimos docencia hasta en los pasillos, cuando nos empeñamos en crear estrategias para lograr que los alumnos superen las falencias de su educación pre universitaria, cuando les apoyamos con materiales a sabiendas de su realidad económica.

El chantaje de que el semestre se podría perder por culpa nuestra, que seríamos los responsables de la deserción de los jóvenes, no puede ser aceptado; los maestros de esta universidad nunca hemos dejado colapsar un semestre, ni por protestas estudiantiles, ni por negligencia de las autoridades, lo demostramos el semestre 2020-1 cuando inició la pandemia, en el que las autoridades dejaron en un limbo la docencia por casi 45 día, en aquel momento antes de recibir una orientación de las autoridades los docentes utilizamos diversas vías para mantener los alumnos y alumnas en las aulas; lo hemos demostrado todos los semestres, cuando los aceptamos hasta 3 semanas después de iniciada la docencia.

En este mismo semestre mientras miles de alumnos no han podido seleccionar las asignaturas que tenían planificadas, las autoridades están cerrando cientos de secciones y vienen reduciendo la oferta de las mismas desde hace 4 semestres, lo cual revela que ni a las autoridades, ni una parte de la dirigencia estudiantil les preocupa la situación de los alumnos.

Cuando ganemos esta lucha, habremos logrado condiciones dignas para nuestra actividad docente y conectividad para los / as estudiantes, lo cual garantizará no solo su permanencia sino además la calidad de su proceso educativo. La preocupación por el tema de la conectividad, no ha surgido ahora, desde que inició la pandemia lo hemos estado diciendo, recordamos el estudio realizado por el profesor Dionicio Hernández donde se evidenció la brecha de conectividad de los alumnos/as.

Debemos permanecer firmes, como hasta ahora, nuestra firmeza ha obligado a las autoridades a flexibilizar su posición y por eso han retornado a la mesa del diálogo esta semana. Trabajamos para que lo más pronto posible tengamos una propuesta que pueda ser ponderada por todos en asamblea.

“Vergüenza deben sentir quienes ignoran la importancia que tiene para un país el apoyo a la educación superior”

La responsabilidad de que esto termine pronto, está en las manos de las autoridades y el gobierno.


Seguimos adelante.


Wagner Gomera
Presidente FAPROUASD


Fuente: Federación de Asociaciones de Profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo 



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