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Mtro. Juan Sánchez
Movimiento Calidad Académica
14 de diciembre de 2020
 

La nueva realidad impuesta por la pandemia del Covid-19 ha provocado que el gobierno dominicano se haya visto obligado a tomar decisiones de emergencia, para intentar remediar los daños directos e indirectos de esta situación inesperada (o como se suele llamar, la covidianidad), para la cual, tal vez no estábamos tan preparados como debimos estar.

Una de las medidas que, por su naturaleza y relevancia, sin dudas es de las más impactantes, ha sido la implantación de la educación en Espacios Virtuales de Aprendizaje (EEVA), como forma de continuar cumpliendo con la obligación moral y constitucional del Estado en la provisión de uno de los servicios estratégicos de toda nación civilizada, la educación.

La EEVA ha venido a ser el soporte del cual se ha valido el Estado para dar inicio al año escolar presente y mantener operando el sistema de educación, y ciertamente ha sido un importante paliativo ante una situación que amenazaba con paralizar los programas educativos del país.

Pero todo parece indicar que se vislumbra una salida a mediano (talvez corto) de la crisis sanitaria mundial y que, en algunos meses podremos volver a la ansiada “normalidad”, lo cual implicará la vuelta al sistema tradicional de educación presencial.

Una inquietud que preocupa a mas de un académico es que, luego de superada la crisis actual, nos veamos tentados a pensar que por el hecho de que se haya podido cumplir con una serie de requisitos de la formalidad burocrática académica (inscripción, impartición de contenidos, evaluación, publicación de resultados, etc.), signifique que podamos decir que tenemos implantado la EEVA, y que, por lo tanto, podemos continuar o permitir que algunas instituciones del sistema continúen impartiendo la totalidad o gran parte de sus contenidos, en esta modalidad.

Esta preocupación encuentra justificación en que la modalidad de EEVA presenta diversas y muy importantes debilidades, las cuales tienen orígenes diversos, los cuales se constituyen en factores negativos, los cuales no deben ser puestos de lado al momento de analizar objetivamente la Calidad de la Educación en EEVA.

Veamos a continuación 4 de los factores que afectan de forma directa el logro de los objetivos académicos del proceso Enseñanza/Aprendizaje (PEA), con un enfoque en la Educación Básica:


Equipos de hardware 



Para un gran segmento de la población dominicana disponer de equipos como Desktop, laptop, Tablets, micrófonos, escáner y hasta de un televisor o radio, en muchos casos se convierte en fuente de limitaciones, lo cual dificulta el proceso.


Conectividad



La vida en las grandes metrópolis nos puede llevar a la ilusoria percepción de que la disposición del servicio de internet es algo común, normal e inherente a la vida de todos los dominicanos; y esta es una presunción bastante alejada de la realidad de gran parte de la población de nuestro país.

Aparte del costo que significa disponer del servicio de internet, aún tenemos zonas del territorio nacional donde el servicio inalámbrico es precario o inexistente.

Y como la conectividad es la espina dorsal de la EEVA, nadie puede pretender afirmar que se imparte exitosamente un contenido académico, si no se dispone de una cobertura de los servicios de internet que cubra cada rincón del territorio dominicano, que el mismo sea asequible a un costo que pueda ser asumido por el usuario y con la calidad requerida.


El ambiente



Uno de los factores más determinantes en el aprendizaje es el ambiente que rodea al niño/a, y por razones socioeconómicas, este es el que menos se puede controlar.

Para los gobiernos, especial en los sectores populares, ha sido casi imposible el control del ruido en las calles, el cual conspira de forma drástica con los infantes que intentan aprender los contenidos.

Y qué decir de la contaminación ambiental, tanto visual como sónica que proviene de los propios hogares, acentuada la mayoría de las veces por el nivel de hacinamiento en la cual conviven niños y adultos, convirtiendo el aprendizaje de aquellos, en una verdadera odisea.


Energía



Pese a que es notorio que el servicio eléctrico ha experimentado una importante mejoría en los últimos meses, también es necesario acotar que, para desarrollar la labor docente mediante la modalidad virtual, no sólo se requiere un servicio con pocas interrupciones, sino que se necesita que el fluido eléctrico sea 100% constante, algo que aún sigue siendo una esperanza.

Todavía hay sectores populares y de nuestras apartadas zonas rurales (…y son muchos) en donde se registran interrupciones del servicio eléctrico por más de 4 horas al día -y más-, y, por ende, en los mismos, mientras esta situación no sea corregida, no será posible hablar seriamente de Educación Virtual.

Hay que reconocer el gran esfuerzo que ha realizado el gobierno por no romper la continuidad del Proceso de Enseñanza en el actual contexto de la pandemia COVID- 19, pero hay que tener mucho cuidado con la vigilancia de la Calidad de la Educación en un contexto post-pandemia y mantener una constante vigilancia que evite la prolongación de los efectos negativos que, por fuerza mayor, han tenido que asumirse.