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A PROPÓSITO DE LAS MEDIDAS PARA PREVENIR EL CONTAGIO DEL COVID-19
Rey Duràn
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Por Humberto Contreras V.
Desde hace algunos meses he estado pensando que la reducción de horario no es la mejor solución para enfrentar el contagio del COVID-19.
La reducción de horario provoca el efecto contrario a lo que se espera ya que en vez de distanciamiento social se promueve el acercamiento social.
Las actividades cotidianas van a continuar de todas formas. Ninguna decisión que detenga o reduzca la dinámica económica, será solución viable para enfrentar el contagio del COVID-19. Esto es, no se le pueden quitar las horas productivas a la gente, y al mismo tiempo, pedirles que sigan pagando iguales o mayores cuentas para sobrevivir.
La reducción de horario provoca mayor aglomeración de personas en instituciones financieras y de expendio de alimentos. Asimismo, en el transporte público.
La reducción del contagio del COVID-19 es un tema fundamentalmente de conciencia individual. Sin embargo, las autoridades pueden contribuir facilitando que la gente pueda realizar sus actividades cotidianas.
Esto significa, en algunos aspectos, actuar contrario a lo que se está haciendo. En vez de reducirlos, los horarios deben ser ampliados y/o modificarlos si fuese necesario.
Atender 100 personas en un banco en 2 horas es diferente a atenderlas en 8 horas. En el primer caso estamos obligando a las personas a que se amontonen; en el segundo caso se podrán distribuir las personas a lo largo del día y se podrá alcanzar sin esfuerzo el distanciamiento social.
Además, se pueden tomar decisiones administrativas que reduzcan la necesidad de ir a los bancos. Muchas empresas pueden pagar en efectivo como se hacía anteriormente en la mayoría de las mismas.
Mientras permanezca este problema se pueden modificar las fechas de pago. Que un grupo de sectores pague en la primera semana del mes, otros en la segunda semana, otros en la tercera...Esto es, todas las empresas públicas y privadas que pagan mensual pueden pagar de manera escalonada, evitando así la aglomeración.
Continuará...
Desde hace algunos meses he estado pensando que la reducción de horario no es la mejor solución para enfrentar el contagio del COVID-19.
La reducción de horario provoca el efecto contrario a lo que se espera ya que en vez de distanciamiento social se promueve el acercamiento social.
Las actividades cotidianas van a continuar de todas formas. Ninguna decisión que detenga o reduzca la dinámica económica, será solución viable para enfrentar el contagio del COVID-19. Esto es, no se le pueden quitar las horas productivas a la gente, y al mismo tiempo, pedirles que sigan pagando iguales o mayores cuentas para sobrevivir.
La reducción de horario provoca mayor aglomeración de personas en instituciones financieras y de expendio de alimentos. Asimismo, en el transporte público.
La reducción del contagio del COVID-19 es un tema fundamentalmente de conciencia individual. Sin embargo, las autoridades pueden contribuir facilitando que la gente pueda realizar sus actividades cotidianas.
Esto significa, en algunos aspectos, actuar contrario a lo que se está haciendo. En vez de reducirlos, los horarios deben ser ampliados y/o modificarlos si fuese necesario.
Atender 100 personas en un banco en 2 horas es diferente a atenderlas en 8 horas. En el primer caso estamos obligando a las personas a que se amontonen; en el segundo caso se podrán distribuir las personas a lo largo del día y se podrá alcanzar sin esfuerzo el distanciamiento social.
Además, se pueden tomar decisiones administrativas que reduzcan la necesidad de ir a los bancos. Muchas empresas pueden pagar en efectivo como se hacía anteriormente en la mayoría de las mismas.
Mientras permanezca este problema se pueden modificar las fechas de pago. Que un grupo de sectores pague en la primera semana del mes, otros en la segunda semana, otros en la tercera...Esto es, todas las empresas públicas y privadas que pagan mensual pueden pagar de manera escalonada, evitando así la aglomeración.
Continuará...
