La lectura: un viaje sin fronteras, una lección de empatía

Mi tía dice que los libros son una forma de viajar por todo el mundo sin moverse ni una pulgada, sin necesidad de gastar mucho dinero.

La lectura es el lugar donde aprendemos el significado de la palabra "empatía". Es el espacio en el que nos convertimos en mejores seres humanos y donde las vidas imaginarias nos enseñan lecciones sobre el mundo real, algo muy recurrente en géneros como la ciencia ficción.

Keith Oatley, profesor de psicología cognitiva de la Universidad de Toronto, afirmaba: "Leer un buen libro de ficción, con sus descripciones detalladas y ricas metáforas, produce una sensación de realidad vivida. Esta simulación se ejecuta en la mente de los lectores, al igual que las simulaciones informáticas se ejecutan en los ordenadores".

La lectura acelera el ritmo de nuestra inteligencia, la fortalece y la enriquece, de la misma manera en que caminar fortalece los músculos de las piernas y nos hace más ágiles. Es sorprendente cómo los padres, que fomentan la práctica de deportes como el béisbol o el baloncesto, a menudo no se preocupan de que sus hijos desarrollen al mismo ritmo las facultades mentales, cuya falta de ejercicio es muchas veces responsable de los fracasos escolares.

El texto que leemos pasa inevitablemente por nuestra experiencia, nuestra imaginación y nuestra fantasía, gracias a las cuales somos capaces de interpretarlo y hacerlo nuestro, de tal manera que recreamos el resultado de la novela, el relato o incluso el ensayo que hemos recibido en función de nuestra propia interpretación.

Es un compromiso de los gobiernos, como parte de su deber y, sobre todo, si lo incluyeron en su programa electoral, implementar políticas para fomentar la lectura. Aunque las escuelas se esfuercen en encontrar métodos para despertar y alimentar el hábito de lectura en los niños, el resultado dependerá en gran medida de lo que hagan los padres.

lectura en la niñez