Hoy quiero hacer un viaje en el tiempo para ver dónde dejamos tirado el romanticismo, aquellas costumbres cargadas de una amargama de sentimientos y emociones. Remontarme aquellos momentos que quizás muchos no conocieron, pero que fueron crucial para que muchos de nosotros estuviéramos aquí. Hablo del proceso de conquista, de como muchos de nuestros padres enamoraron a nuestras madres.
El romanticismo en aquella época fluía en el aire, si nos acercamos a nuestros abuelos o padres ellos tendrán muchas historias bonitas que contarnos, de los enamorados/as que tenían, algunos tienen su baúl de los recuerdos donde guardan cartas de amor, fotos, una rosa, la letra o casette de una canción que eligieron para hacer su amor inmortal, otros solo llevan el baúl en su mente y corazón donde atesoran la fecha de su primer beso, el lugar de su primera cita, aquella serenata inolvidable donde las estrellas y la luna eran testigos de aquella confesión de amor cantada.
abuelos amor
Y no, no te hablo de una historia inventada, ni de una película, me refiero a anécdotas reales donde los hombres tenían que vencer sus miedos y dar la cara a los padres de la mujer que la había robado el corazón, donde se anhelaba la llegada de los días para poder ver a su novia porque habían días específicos para visitarla y aunque mucho lo vean de cursi y anticuado para nuestros progenitores y creo que para algunos/as de nuestra época, aunque pocos, todavía el romanticismo es el motor de que mantiene viva la llama del amor en una relación.
No creo que con recordar estas tradiciones y costumbres les pueda pedir que las traigan al presente, pero sí que seamos capaces de inventar una nueva era de hombres y mujeres innovadores capaces de reinventar un nuevo romanticismo que mantenga viva la pasión en nuestras relaciones, que seamos capaces de hacer que un cuento de hadas tenga envidia de nuestra historia real de amor.
0 Comentarios