amor propio mujer
amor propio escritos


Por Sixto Vladimir Marrero

¿Es o debe ser el amor eterno? ¿O es tan libre que tiene derecho a cambiar de un lado a otro como le dé la gana?


He visto amores que han durado muchos años, como los de mis abuelos, casi toda una vida. He visto otros parecidos, pero donde ya no hay amor, sino que se soportan o sacrifican por un motivo, como los hijos y el qué dirán. Estar tanto tiempo juntos les impide separarse para estar solos. Hay otros que cambian de amor como cambiarse de ropa interior y siempre viven vacíos, con miedo a estar consigo mismos. Otros lo intentan, pero en el intento fracasan o no tienen la capacidad de darse cuenta y decir "ya no te amo", "se perdió la magia". Y también hay quienes pretenden olvidar a su gran amor intentando amar a otra persona.


En fin, el ser humano, en su búsqueda del amor eterno, se convierte muchas veces en mentiroso consigo mismo, sacrificándose a estar con alguien a quien quiere y se ha acostumbrado, pero que no ama, sino que ha aprendido a soportar.


No somos dueños de nada, las personas no son pertenencias. Solo somos hombres y mujeres jugando al amor, un juego que no conocemos, donde quien pierde solo se lleva su corazón roto y falta una pieza que se llevó a quien supuestamente tanto amó, pero que nunca lo valoró. Somos piezas de ajedrez en el tablero de la vida, donde muchos juegan con pasión pero sin razón y se desviven por un rey que solo los llevará a la perdición.


Otros son mentes sin sentimientos que, por cumplir la misión, usan cualquier medio sin importar a quién hieren o se llevan en el camino. Además, existen otros que solo son cobardes, que se quedan parados y no avanzan ni hacia adelante ni hacia atrás, esperando que la vida les traiga la oportunidad de lo que no se arriesgan a vivir por miedo.


Amar no es desaparecer, amar es existir. El amor no nos obliga a cambiar, el amor nos da autenticidad, nos libra de la costumbre y, sobre todo, nos regala amor propio.


me quiero comer el mundo
me quiero a mi misma


Para leer más artículos de Sixto Vladimir Marrero, da clic aquí